La fiesta de la Fundación Boca social cayó en un momento complicado, en la previa de la revancha con River por la copa, 0-2 abajo. Ese resultado cambia todo, los ánimos, las declaraciones y las palabras. La remontada parece un milagro.



El escenario montado sobre la bombonera para la fiesta fue un verdadero lujo. El sitio preparado lucia espléndido, pero el hincha de Boca está bajoneado, no puede ser feliz por el karma que lo castiga por estos años, el River de Gallardo, no tiene ganas de festejar, o mejor dicho, solo quiere celebrar una eliminación a River. Ese clima genera angustias, presiones y nervios, no todos lo saben o pueden manejar de la mejor forma. Uno de ellos es el DT de Boca, Gustavo Alfaro, que consultado por el trabajo táctico para el 22 de octubre, respondió “que no puede creer las pavadas que escuchó en estas horas”, sobre la posible formación del equipo para la revancha con el equipo de Napoleón. Los periodistas contaron e informaron solamente lo que el entrenador de Boca ensayó en esta semana de preparación intensiva y de concentración. Es decir, una línea de 5, otra defensa con cuatro hombres, y distintas variantes de ataque. La única pavada seria no entrenar, no preparar todas las posibilidades para un encuentro que será bisagra para toda la familia boquense: dirigentes, entrenador y jugadores. Los players declararon que no importa el sistema, sino estar convencidos de lo que se haga en el clásico, podrá convencerlos el DT? Está convencido Alfaro de lo que quiere del equipo?
Otro momento estelar de la noche, fue la palabra del presidente del club, Daniel Angelici. El Tano, sin vueltas, se despidió de los socios de Boca. Fue un discurso cargado de tristeza, porque a nadie le gusta dejar un lugar que ama, y además te hace tan poderoso. En su emocionado speech, resaltó su gran administración, las obras, los balances y los superávits, todos logros magníficos en una economía tan difícil como la Argentina. Solo le faltó cumplir su promesa electoral de viajar a Japón, estuvo muy cerca de lograrlo  tres veces, en ocho años perdió dos finales de Libertadores, una con Corinthians en el 2012 con Falcioni de entrenador, y la del Bernabéu el 9/12/18, más una semifinal con Independiente Del Valle en el 2016, estas dos ultimas con el mellizo. Angelici intentó todo en estos dos mandatos  de gestión. Apoyó a Falcioni, despertó de la siesta a Bianchi, busco tipos del riñón como Arruabarrena y Guillermo, le dio otra posibilidad a Riquelme futbolista, compró todo lo que le pidieron y más, repatrió a Tevez en su mejor momento de la Juventus, pero la pelota no entró cuando tenía que hacerlo, por ejemplo en ese mano a mano de Benedetto con Armani en la primera final con River. El gas pimienta lo marcó y también el reclamo ante el TAS, todavía sin definición. Al Tano le queda una bala, se la jugará en 11 días, otra vez contra River, Gallardo y su archienemigo Donofrio,  será la gloria o Devoto. Porque así es el fútbol, copa mata gestión.

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