Lo único que asentó el entrenador en el 2019, que no es poco, es la estructura defensiva de Boca: Andrada en el arco, Lisandro López e Izquierdoz como zagueros, más Marcone de número 5. Todo el resto es descartable. Un día Buffarini, otro día Weingandt, a veces Mas, otras veces Fabra. Si vamos a la mitad de la cancha, el acompañante del 5 ha variado entre Capaldo, Almendra, Campuzano y De Rossi, hasta en momentos de partidos también han jugado allí Reynoso y Macallister. Por lesiones, Salvio no pudo consolidarse como titular, a Villa nunca le dio confianza. No supo o no quiso decidirse entre Zarate y Tevez para ser el número 10 del equipo, así llegó a la serie más trascendente de su vida, y no lo salvó ni uno ni otro, más que lógico. Bébelo Reynoso merecía más minutos después su primer gran semestre, pero la llegada de Alexis lo postergó. A este último, lo paseó por todos los puestos del medio, finalmente no rindió lo que se esperaba. 

El equipo jamás se recuperó ni suplantó las ausencias de Benedetto y Nandez, Wanchope Abila estuvo más tiempo desgarrado que en el campo estos últimos meses, encima Soldano y Hurtado no dieron la talla. La misión de Alfaro era conseguir formar un equipo en Boca, la especialidad de su carrera, fracasó hasta aquí, le quedan 4 fechas para encontrarlo, y de esa forma pelear por su continuidad. 

Por su parte, Carlitos deberá mantener el nivel que mostró ante Arsenal, ademas esperar que la política juegue su partido, y que su amistad con Angelici no perjudique su sueño de retirarse en Boca.