Claro que sirve ser segundo
  • 15 de septiembre de 2019


Argentina cayó ante un rival muy superior. Nada que decir no objetar. La victoria es haber regresado a la élite del básquet mundial, cosa que parecía imposible tras el retiro de Ginobili. Argentina lo hizo y volverá más fuerte a Tokyo 2020.



No se pudo ante un Marc Gasol colosal, ni ante el talento de Rubio, ni con la clase de Lull. Los gigantes de España evitaron que Scola marque hasta el tercer cuarto, y que ni siquiera tenga tiros hasta la segunda mitad del partido. Argentina casi nunca estuvo en partido, los campeones del mundo se escaparon muy rápido y la distancia se hizo inmanejable, en resultado, y también en juego. Hay que saber perder. España es una potencia y un gran campeón. Los Juegos Olímpicos darán revancha muy pronto. China consagró a Campazzo, Deck, Laprovittola, Brussino, Garino, Vildoza, y a toda una nueva generación que creció de  la mano de Scola y Sergio Hernández, un señor coach.
Se ha planteado en estas horas un lindo debate entre el fútbol y el básquet. Creo que es justo, porque este equipo de básquet, se ha ganado el corazón del hincha argentino, privilegio único del fútbol en otro tiempo. Va más allá de ganar o perder. Es el espíritu, la actitud. la unidad, y el compromiso de equipo. Vale ser segundo en el básquet y en el fútbol. La sociedad deportiva valoró el segundo puesto de Indianápolis 2002 y este de China 2019, tanto como lo hizo con las selecciones de fútbol en Italia 90 y Brasil 2014. En todos estos casos perdimos la final y valió la pena. Todos esos conjuntos tuvieron reconocimiento popular, la diferencia es que en el básquet perduró a través del tiempo. El fútbol no lo consiguió. Además ocurre que no todos los segundos puestos son iguales, por ejemplo las dos copas Américas perdidas con Chile en 2015 y 2016, teniendo a los mejores del mundo en nuestra formación. No es lo mismo. No todos los campeonatos, ni las finales, ni los rivales, significan lo mismo. Si este equipo de básquet cae en una final americana o en un panamericano ante rivales menores, seguramente sea criticada de la misma manera que lo fue el equipo de fútbol. No me imagino una Selección Argentina con líderes como Ginobili y Nocioni, abandonando a entrenadores, cómo hicieron Messi y Mascherano con Bauza y Sampaoli por ejemplo. El liderazgo es otro, lo mismo el legado, ni hablar la unión del equipo. Todo eso es lo que debe aprender el fútbol del básquet.

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