El Cavani gate volvió a demostrar la inutilidad manifiesta del consejo de fútbol de Boca. En este caso cometió un error por partida doble, primero permitió que el agente del uruguayo te maneje la agenda informativa, luego pecaste de cartonero.
Juan Román Riquelme tiene graves problemas para escuchar, o no sabe hacerlo, o no le interesa lo que piense el hincha de Boca, porque en Boca lo único que importa es lo que el tiene ganas de hacer, la dictadura de Román.