Pulga de América
  • 20 de septiembre de 2019


Colon sueña de la mano de la mano de su capitán y figura, Luis Rodríguez. El sabalero está a 90 minutos de disputar su primera final continental, otra vez gracias al ídolo que llegó de Tucumán. El equipo de Lavallen debe cerrar la clasificación en Brasil.



Colon de Santa Fé es otro caso para quemar los libros de fútbol. Casi nadie, excepto Lavallen y los futbolistas, creían en este desafío de conquistar la Sudamericana. La primera semifinal no fue para nada fácil, los locales estuvieron demasiado atados y nerviosos los 45 minutos iniciales, es más, no generó siquiera una situación de gol ante el Mineiro. Jugó muy mal, y encima regaló el 0-1 que puso todo más cuesta arriba. La cancha llena jugaba más en contra que a favor, la tensión era máxima.
Pablo Lavallen dio otra muestra de conducción y liderazgo, respaldando a los 11 que salieron de titulares, cuando la realidad pedía cambios. Hubo dos hombres vitales para remontar el resultado: pibe Alex Vigo, un lateral derecho de 19 que se puso el equipo al hombro, y el veterano adorado por media provincia de Santa Fé, la famosa pulga Rodriguez. El líder futbolístico de Colón apareció en los momentos claves, primero para ejecutar un córner que terminó en el empate del colombiano Morello, y en el final del partido, para tocar a la red la mejor jugada colectiva del sabalero en toda la noche. El DT lo sacó para que reciba una ovación conmovedora, treinta mil personas lo aplaudieron de pie, en uno de los momentos más difíciles de su vida por la pérdida de su papá. No estaba tan equivocado Diego cuando lo llevó a la Selección, la pulga se recibió de crack.

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