Que lindo cuando en el fútbol también gana la buena gente como Gustavo Costas, un tipo sano, honesto, laburador, transparente, pocos títulos tan merecidos en la historia del fútbol. El ídolo número 1 del club, merece la estatua.

A partir del 23 de noviembre de 2024 en una tarde histórica, calurosa e inolvidable de Asunción, porque la victoria siempre legitima, Gustavo Costas se convirtió para mi en el ídolo más importante de la historia moderna de Racing, si queres del nuevo milenio, o si te gusta más del siglo XXI. Esto sin faltarle el respeto a Coco Basile, el más ganador de títulos importantes del club, o al eterno Juan José Pizzuti, DT del único Racing campeón del mundo, el famoso equipo de José del 66, pero a mí me gusta hablar de la historia de estos tiempos, no porque sean mejores sino porque son los que conozco, como la mayoría de los que leen esta columna.

La gesta lograda por Gustavo en esta Sudamericana es extraordinaria, porque además cierra el circulo perfecto a su historia en Racing, más allá de lo que venga en el futuro, estatua, liga profesional, desafío de Libertadores, más todo lo que se pueda soñar, volver al club de sus amores como entrenador, acertar en los refuerzos como lo hizo para construir un gran plantel, bajar línea de ganar un título internacional, hacerlo como lo consiguió ante el mismo rival que venció en la Supercopa 1988, el poderoso Cruzeiro de Brasil, es la novela con final feliz más bella de lso tiempos modernos del fútbol, es maravilloso que en la vida a veces también ganen los buenos.