La gran diferencia entre esas derrotas, es que los Pumas, siendo del montón, trabajaron para llegar a la élite. El fútbol, teniendo a los mejores, involucionó, hoy Argentina es un equipo más, Rusia 2018 y Brasil 2019 lo demuestran.

Los futboleros se reían y los cargaban, otra vez perdieron estos grandotes, a los patovicas se les escapa la pelota, eran frases comunes después de grandes partidos, en los que a los Pumas les tocaba morder el polvo de la derrota. Hoy el fútbol tiene que tomar la misma medicina. Alemania en el Maracaná con un señor equipo, armado por un señor entrenador como Sabella. Chile, en 2015 y 2016, con un buen equipo, diseñado por un buen DT como Martino. La de Francia en 2018, en el caos que generó Sampaoli, donde nos conformamos con ser los únicos que tuvimos 2-1 arriba en el marcador a los campeones. Por último, la del Mineirao, con un equipo en reconstrucción, con el pasante Scaloni, 0-2 ante Brasil. Una de las tantas sensaciones que deja el partido es que podíamos atacar toda la noche y nunca le íbamos a hacer un gol a Alisson, en cambio Brasil, cada vez que lo hacía sometía a Armani. El nuevo equipo, con muchos pibes, dio la cara, estuvo a la altura, pero perdimos bien ante un equipo de mayor jerarquía. No tenemos una base como Alisson, Dani Alves, Marquiños, Tiago Silva y Casemiro, no la tenemos.