Cuando Tevez se fue a China lo acusaron de traidor a la causa boquense. Esta partida de Pipa se produce en un contexto aún peor para Boca, a punto de arrancar los octavos de final de la copa, a meses de la peor derrota de su historia.



Dario Benedetto se ganó al hincha de Boca a fuerza de golazos, sus números emularon a los del Titán. Terminó de enamorarlos con sus dos goles a River en la final de todos los tiempos, más los tres a Palmeiras que lo pusieron en esa instancia decisiva frente a River. A comienzos del 2019, la Bombonera habló, ungió al goleador del equipo como el nuevo referente, el preferido, el elegido para salir de una crisis que parecía terminal, sobre todo mientras Gallardo siga en River. Ese idilio confundió al número 9 de Boca, el humilde trabajador con pasado en Arsenal y Gimnasia de Jujuy, se convirtió en un irreconocible sobrador de rivales. Quedó escrachado con su burla a Montiel, rompiendonuna gallinitawde chocolate en Pascuas y otras publicaciones en redes poco felices. Los goles se convirtieron en humo.
El final es triste, es una salida por la puerta de atrás, tenía todo para ser ídolo de Boca y elige irse cuando Boca más lo necesitaba, con una seguidilla inminente frente a River. Cada uno es el artífice de su destino.

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