Mientras el equipo en la cancha no da pie con bola, desde las oficinas el número 1 del club arma un equipo galáctico para ganar la Libertadores y competir en serio en el mundial de clubes.

El presidente de River Plate es el único que hoy eleva la vara del club, lo que no consigue Napoleón desde el armado del equipo ni la táctica de juego, lo que no consiguen los futbolistas desde su rendimiento salvo honrosas excepciones como la de Armani o Borja, lo hace el CEO de la empresa River que es Jorge Brito, junto a los hinchas del millonario que domingo a miércoles baten todos los récords habidos y por haber convirtiendo al club en la institución que más convocatoria posee del mundo. En este libro de pases le dio otra masterclass de gestión a Juan Román Riquelme, soplándole a Galoppo, contratando a Matías Rojas, una debilidad de Gago, además de repatriar a un campeón del mundo como Montiel, un hijo de la casa como Martines Quarta, aprovechar la oportunidad de Gonzalo Tapia y los jugadores que pueden llegar de acá al cierre del mercado.

Pero no todo es fútbol, River acaba de tener la final de la Libertadores 2024, se aseguró el partido inaugural del mundial 2030, tiene un estadio modelo de nivel europeo, el Maracaná argentino, no para de hacer obras, Brito dejará al club con un Polideportivo nuevo, una cancha de hockey nueva, un predio nuevo para las inferiores enfrente al estadio, un colegio nuevo, y un estacionamiento para 4500 vehículos al que se ingresará por Avenida Lugones, por supuesto que después dependerá que la pelotita entre para ganar la Libertadores, pero desde la gestión para mi Brito ya entró en la historia de River.