Con las botas puestas
- 14 de agosto de 2020

Simeone no cambió la fisonomía ni estilo de su equipo, ni siquiera en una instancia decisiva de cuartos de final de Champions, ante un rival accesible como el Leipzig que invitaba a la audacia.
Debió el Cholo salir a ganar el partido en vez de esperar a los alemanes? Si. Debió jugar de titular Joao Felix en lugar de Herrera? Si. Pero como dijo el presente del club, Antonio Cerezo, quien desee armar un once, decidir la táctica, formar el equipo y hacer los cambios, que se compre un club y listo.
Simeone es así, le dio resultado esta fórmula, y ayer demostró que no la cambiará si no está 100 % convencido y seguro que es redituable hacerlo. El tipo no va a tirar manteca al techo para quedar bien con Cappa y compañía. Simplemente porque no le importa tanto, sufre la crítica, por supuesto, como cualquier ser humano, pero no al punto de cambiar o traicionar sus convicciones, solo para leer al día siguiente que fue al frente o que tuvo la posesión de la pelota. La crítica se la banca, le sobra espalda, sabe que lo estaban esperando para decirle fracasado, son las reglas del juego. El mensaje de Simeone es qué hay que ganar a cualquier precio, ganar como sea, que lo único que importa es ganar, entonces cuando se cae derrotado se fracasa y punto. Los triunfos ante el Bayern de Pep, el Barsa de Messi, el Chelsea, el Bilbao de Bielsa y el Real Madrid en partidos finales lo avalan. Fundó y creó la etapa más gloriosa del Atlético de Madrid, es el Bianchi de Boca, el Gallardo de River, o el Guardiola de Barcelona. El Atlético de Madrid goza ser punto y sufre cuando le toca ser candidato como ayer, se notó y mucho. Simeone cayó en su ley, fracasó, ahora a buscar la revancha.
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