Di María en modo Messi
  • 02 de febrero de 2022


Angelito es un caso de estudio psicológico, paso de jugar condicionado, y ser cuestionado, por mi entre otros, a ser figura de la selección, estar liberado, y convertirse en uno de los favoritos del público.



El Maracaná operó como un antes y un después en la vida de Angelito en la Selección Argentina, ojalá de modo definitivo, esto es, que la confianza adquirida, recuperada, como consecuencia del gol del campeonato en Brasil, le permita seguir rindiendo de la misma manera en Qatar 2022, la cita final, cumbre y decisiva, tanto para él, como para Lionel Messi, que ya no haya más bloqueos ni paredes a derribar para ser campeones del mundo como en 1986. Lo cierto es que anoche, en Córdoba, con la ausencia consagrada del supremo Leo, el "fideo" tomo la posta del capitán, y no solamente para colgarse el brazalete, sino que se convirtió en el mejor jugador argentino del partido, desequilibrante, lujoso, y también brillante. Por esas cosas del fútbol, no pudo gritar un gol, pero se ganó una ovación maravillosa de la gente que tanto lo reprobó cuando aquéllas finales pérdidas. El amor del público fue por la magia en el Kempes, pero más que nada como compensación retroactiva por el gol de Río de Janeiro. Di María es feliz jugando con la celeste y blanca, bien ganado lo tiene, que la próxima copa que levantemos se ala del mundial.

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