Se va Napoleón. Volverá. River es su casa. El Bernabéu y el 9-12 lo convirtieron en el ídolo moderno más importante del club. Con el diario del lunes es fácil, pero fue el propio muñeco el que insinuó hace un año que era el momento de irse.

Visto y considerando lo que ocurrió en esta temporada, las goleadas a Racing y Colón del 2021, los títulos de la Liga, primera y única de Gallardo, más el trofeo de campeones conseguidos hace un año, eran la manera ideal de decir adiós, ganador, pletórico, y exultante. Hasta había ganado el último clásico ante Boca con un partido memorable de Julián álvarez. Quizás no quiso abandonar a Brito y Patanian en su primer año de mandato, tal vez soñó y creyó en la chance de una nueva Libertadores. Lo que lo haya decidido a continuar no salió. La realidad es que este año le salió todo mal, la copa de la liga, la Libertadores, la copa Argentina, la Liga profesional, los clásicos, y los refuerzos millonarios. Fue un fracaso deportivo.