- 05 de noviembre de 2023

Ni de una final de copa Libertadores. Boca fracasó desde lo espiritual, vi un equipo tibio, atado, como así también desde lo táctico y futbolístico, no jugó, Fluminense siempre fue más que el Boca de Almirón. La séptima deberá seguir esperando.
Un zapatazo de Advíncula llevó a Boca a un suplementario que no merecía, otro bombazo de Merentiel, el único que se salva junto al peruanoi, casi le da el título, es fútbol, pudo pasar, pero ganó el mejor. Cada vez que el equipo de Dinis se propusó ganar el partido lo hizo. Con Arias, Keno, y Cano en el primer tiempo, con el ingreso del picante Kennedy en el suplementario. Boca dominó cuando el Flu se tiro atrás para que los xeneizes tengan la pelota, por lo menos ese fue el partido que yo vi.
La actuación de ayer engrandece a los Boca de Bianchi, la actitud para jugar de igual a igual en Brasil, sin temores ni complejos, con una personalidad que lamentablemente la formación de ayer no tuvo. Boca terminó siendo un plantel muy corto, sin suplentes de jerarquía para cambiar la ecuación. El DT terminó jugando la final de América en el Maracaná con Romero, Advíncula, Valentini y Sarachi, Janson, Pol y Taborda, Langoni, Benedetto y VALDEZ de doble nueve, está última una estrategia para que el entrenador se vaya sólo cuando qterrice en Buenos Aires. Era muy díficil así, hubiese sido un milagro total que Boca con el pobrísimo fútbol que demostró ayer gane la copa Libertadores, sin haber ganado ni siquiera un partido en los mano a mano. Repito, sólo se salvaron Advíncula y Merentiel, hubo fracasos indivuales muy marcados como los de Cavani y Barco, ambos reemplazados en el segundo tiempo, el resto del equipo navegó en la intrascendencia, ni siquiera Chiquito tuvo una buena final, con el Maracaná como estigma de su carrera. Jorge Almirón tampo estuvo a la altura, su futuro es incierto.
La gente de Boca merecía la séptima, consagrando en Río de Janeiro la movilización más grande de la historia del fútbol sudamericano, y posiblemente del mundo. Ni Riquelme con su gestión individualista, autoritaria y mediocre, ni Almirón que ganó 3 de los últimos 19 partidos que disputó Boca, merecían quedar en la historia en del club con una conquista que hubiese sido histórica. El aura de Román, como en el 2012 contra Corinthians, se esfumó en medio del Cristo redentor.
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