Scaloni, Menotti, Burruchaga, Desio, Aimar, Placente, mucho nombre y poco ruido en la Selección Argentina.

El 27 de marzo del 2017 Chiqui Tapia fue proclamado como presidente de la AFA. Edgardo Bauza era el DT del combinado nacional que mendigaba puntos para clasificar a Rusia 2018. Su primera decisión fue jugar fuerte. Echar al Patón y contratar a Jorge Sampaoli, "tenemos al mejor técnico del mundo", gritaron a los cuatro vientos desde la calle Viamonte. Ya sabemos como termino la historia del zurdo de Casilda, fracaso estrepitoso en la tierra de Putin. Los defensores o alcahuetes del presidente, siempre están, explicaron en ese momento que lo del pelado había sido un pleno fallido de Angelici. Pasó. Una vez eliminados por Francia en Kazan, Tapia volvió a jugar fuerte, echó a Sampa, rescindió un contrato de cinco años y prometió un proyecto a 10 años para la Selección Argentina. La idea brilla por su ausencia. Nunca buscó a Gallardo, ni a Simeone, ni a Pochettino, hasta Guardiola salió a aclarar que no lo habían contactado desde la Argentina.Pasaron casi 9 meses del último mundial, dónde estamos? A dónde vamos? La verdad no lo sabemos y es preocupante. La copa América de Brasil 2019 esta a la vuelta de la esquina, y el futuro cercano es preocupante. Porque regalamos un año? Ricardo Gareca esperó un mes el llamado de Tapia, que nunca apareció. La derrota 1-3 con Venezuela desnudó a Scaloni como lo que es, un DT voluntarioso pero inexperto. El capitán de la Selección Argentina no exhibe compromiso con la causa, su objetivo es reconquistar la Champions con el Barcelona. En el medio apareció Menotti con su verborragia mediática, sin soluciones hasta el momento. Y si la máquina se vuelve a estrellar en Brasil? A quién vamos a culpar esta vez? A Scaloni?