El DT de River ha sufrido una mutación desde la final del Bernabéu a esta parte. Ya no es el entrenador pragmático que jugaba como requería el día a día, y casi siempre salía victorioso. Ahora a decidido entrar en la puja filosófica del juego.



Hay muchos casos de este tipo de entrenadores y sus declaraciones de principios. Menotti y "la nuestra", creyéndose el dueño de la ideología del fútbol argentino, hasta que Bilardo le pasó el trapo, Marcelo Bielsa con su "no pongo a Batistuta y Crespo juntos, aunque sean los mejores jugadores del equipo, primero está mi sistema", Cappa con su "tiki-tiki", y todo lo otro es el anti fútbol, Pasarella hizo famosa la frase "morir con las botas puestas", para no traicionar sus convicciones futbolísticas, y la realidad marca qué es mucho mejor vivir que morir, es decir, poder cambiar a tiempo una forma de jugar que no funciona o no da los resultados esperados..
Ahora aparece Napoleón y declara: "no vamos a cambiar nuestra forma de jugar, está es nuestra identidad, la que nos representa, y nos ha hecho ser quienes somos". No recuerdo al muñeco hablando así en sus primeros años de mandato en River, a mi me gustaba mucho más el DT que no se ponía colorado si tenía que ir a defenderse a la bombonera y no pasar la mitad de la cancha, jugando duro, al límite del reglamento, muchas veces abusando del juego fuerte, como hizo en la semifinal de la Sudamericana 2014, lo identificaba con los mejores de su generación, como Simeone por ejemplo. Hoy la situación cambió, Gallardo elije los principios filosóficos del hincha de River, del paladar negro, del orgullo, y toda la sarasa, compró ese discurso, y no se quiere bajar de él, por encima de la eficacia del resultado, que es en definitiva lo que lo hizo grande. Cuando River pierde en el torneo local, el muñeco suele hablar de accidentes, de la poca eficacia al atacar, y de la contundencia de los rivales las pocas veces que le llegan a Franco Armani. Puede que tenga razón, o puede que se haya enamorado perdidamente de los elogios a su River brillante, y a sí mismo como el mejor entrenador de América, ya sin tantos títulos del 2018 a está parte. Aunque cuando te ocurren accidentes tan seguido, tal vez tengas que replantearte tu manera de conducir.

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