Guardia baja y Waterloo
  • 24 de noviembre de 2019


River se aprestaba a festejar su quinta Libertadores en el Monumental de Lima, pero algo olía mal, por eso Gallardo clamaba apoyo a sus hinchas. La historia no estaba cerrada, algo se percibía en el ambiente mientras el
Fla iba e iba...



Nada ni nadie baja o ubica los egos de manera más fulminante que el fútbol. Napoleón, el gran estratega, se quedó sin nada en cinco minutos. Esta vez Gallardo se equivocó. Lo reconoce tácitamente en la conferencia de prensa, cuando declara que “a River le faltó defenderse con la pelota”, porque justamente sus cambios hicieron todo lo contrario. Sacó al mejor del año, Nacho Fernández, el cerebro, para poner a Julian Alvarez de extremo derecho. En lugar de bajar la intensidad del partido con Ponzio, o poner a Juanfer para tenerla, fue al palo y palo con un delantero. Cábala? Imposible en un tipo tan brillante como el muñeco. Casi lo liquida, es cierto, pero no lo consiguió. Es un cambio que hace acordar al de Pekerman en Alemania 2006, cuando metió a Cruz por Crespo, dejando a Messi en el banco de suplentes. Modificaciones que no se olvidan. Gallardo también sacó a Nacho contra Al Ain, ya sabe que no puede volver a hacerlo en un partido decisivo.
También argumentó el DT que “hizó dos cambios obligados”, la verdad que nadie observó a Borre lesionado, más bien fastidioso por el cambio. River no logró mantener la intensidad feroz de los primeros 45 minutos, y lo pagó carísimo. Bajó la guardia y perdió, como aquella noche de Lanús, o en el último mundial de clubes. Napoleón tuvo otro Waterloo, del que se recuperará por su grandeza, capacidad de trabajo y mentalidad ganadora. River supó perder, eso también vale. El hincha también, lo recibió con todos los honores que este equipo merece. Tal vez esa sea la gran lección, que salir segundo también vale a veces.

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