Heinze busca dar el golpe
  • 16 de mayo de 2019


El gringo le devolvió la identidad a Vélez. Juegan los pibes, el equipo es muy intenso, se hizo fuerte de local, el hincha está contento, solo le falta un gran triunfo.





En enero de 2018, cuando arribó Gabriel Heinze a Vélez, el Club no pasaba por la mejor situación deportiva. Es cierto que el ‘Fortín’ nunca estuvo metido seriamente en la discusión por el descenso, pero también es verdad que estaba en un lugar de la tabla completamente desconocido para la Institución. 

Desde aquella victoria 1-0 ante Defensa y Justicia en Varela, que marcó el debut del entrerriano en el banco velezano, Heinze comenzó a edificar una forma de jugar conforme a lo que pretendía. Presión alta, posesión, buen trato de pelota y elaboración a partir de las sociedades que sus jugadores pudieran ir construyendo. Sin embargo, el comienzo no fue fácil. 

La irregularidad se hizo presente en ese primer tramo del trabajo del ‘Míster’ con un Vélez que, mostraba buenos chispazos y nobles intenciones, pero carecía de efectividad en relación a lo que generaba. Además, los últimos minutos parecía quedarse “sin piernas”. Sin embargo, tanto el DT como el plantel sostenían que el camino era ese y que los momentos positivos ya iban a llegar, en tanto se mantuviera el ritmo de trabajo. 

Los resultados tan buscados se vieron en los últimos ocho partidos de esa Súperliga, donde el elenco de Liniers aseguró su permanencia en primera división y acumuló 4 victorias y 4 empates para finalizar el torneo en la decimocuarta posición. Además, ya se vislumbraba la mano del entrenador a la hora de mantener la intensidad a lo largo de los partidos. 

Luego de un comienzo con algún paso en falso de la Súperliga 2018/2019, Vélez se acomodó definitivamente. Ganó en regularidad, logró sostener el ritmo en casi todos los encuentros, la pelota comenzó a correr de memoria y desplegó por momentos un muy buen fútbol que le permitieron terminar en el sexto lugar del torneo. 

El equipo de Heinze sabe a lo que juega, sabe lo que quiere y tiene su libreto bien estudiado. Y hasta acá nunca hablamos de nombres propios, porque no son lo principal. El DT ha logrado, con un método sectorizado de entrenamiento, que cada jugador sepa exactamente qué tiene que hacer cuando le toca jugar. Cada pieza tiene su rol, vaya de arranque o desde el banco. 

Todo lo que mencionamos anteriormente se resume en una palabra: identidad. Gabriel Heinze ha logrado que sus dirigidos se identifiquen con su forma de jugar, que la Comisión Directiva lo apoye en cada decisión y que la gente vaya a ver a un equipo que juega bien y no solo a la camiseta. El DT amalgamó todas las patas de la mesa para que Vélez endezara su rumbo y se reposicionara en los primeros planos del fútbol argentino.

El último domingo su equipo dominó y, por momentos, casi ni le dejó cruzar la mitad de la cancha a la constelación de estrellas que componen el plantel de Boca. Ahora buscará superar una prueba más para buscar en la Bombonera un pase que hoy parece tangible, pero que hace un año ni se soñaba con irle de igual a igual a un equipo de estas características. 

Heinze le devolvió la identidad a Vélez y ahora, con sus armas, su equipo tirará todo lo que ha progresado  este año y medio en cancha para intentar lograr la clasificación a semifinal de la Copa de la Superliga. El Fortín está preparado para hacerlo aunque, pase lo que pase, ya ganó mucho más que una llave de copa.

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