El destino lo pone al millonario en una encrucijada por lo menos incómoda. La Conmebol lo obliga a presentarse en Brasil el 17 de septiembre, justo en el país más golpeado por el coronavirus, seguirá defendiendo la salud?



La realidad indica que salvo que la Conmebol por razones de fuerza mayor, esto puede pasar,  postergue el compromiso de Libertadores, River se subirá a un avión el 16 de septiembre, para enfrentar a San Pablo en el Morumbi al día siguiente. Esta bien. Tiene derecho. Quiere la copa, jugarla, clasificar a octavos, y tratar de ganarla otra vez. No hay discusión sobre su potestad de hacerlo, además es candidato siempre con Gallardo a jugar el partido final. Lo que pierde River en el camino es su credibilidad, palabra no menor para tipos como Donofrio o Napoleón. Fueron ellos quienes levantaron la bandera de la defensa de la salud para no presentarse a jugar con Atlético Tucumán, y ahora no solo fueron quienes alzaron la voz para volver a entrenar, en el peor momento de la pandemia en Argentina, sino que también están dispuestos a poner en riesgo la salud de su plantel viajando a Brasil. No tiene remate. No hay manera de justificar semejante cambio de actitud.
Una cosa es sacar ventajas dentro del reglamento, River lo ha hecho siempre,  como Boca y todos los equipo del fútbol argentino que tuvieron la chance de hacerlo, pero otra cosa muy distinta es no tener palabra, no tener coherencia, perder credibilidad para el futuro. Decir A en marzo porque me conviene una cosa, y decir B en septiembre porque me conviene otra. Faltan 50 días, veremos cómo nos trata el Covid-19 para esa fecha, River todavía está a tiempo de no caer en este papelón.

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