River dice presente en la copa, juega de visitante igual que de local, sale a ganar, tiene un equipo armado y que funciona. A veces juega mejor, otras veces peor, pero siempre propone y va al frente, los cambios de Gallardo son para ganar.



Es verdad, hubo una falta alevosa de Paulo Díaz en la previa del primer gol millonario, el de Suárez a 8 minutos del final del partido, no es un detalle menor, el árbitro venezolano beneficio al equipo de Napoleón como tantas veces ocurrió en la Conmebol, no cabe ninguna al respecto, falta no cobrada del chileno. No cambia el concepto, si el partido hubiese terminado 0-0, también hubiésemos visto un River que batalló ante un buen Coló Coló en Chile, que jugó a la altura de lo que implica una Libertadores, con coraje y agallas, con personalidad ganadora, cuestión que lamentablemente Boca no puede llevar adelante. Es la primera vez en mucho tiempo que un equipo chileno se le anima a River en la Libertadores, bienvenido sea, hará una copa mejor y de más nivel, más competitiva. 
El mérito de River es siempre buscar hasta la última jugada, en el equipo del muñeco de hoy, los goles los hace Matías Suárez, a Julián se le cerró el arco, lleva siete partidos sin convertir, casi 700 minutos sin mojar, ventaja que en el año del mundial no es conveniente dar. 

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