Los regresos forzados no sirven. Descansa, extraña, recupera las ganas de jugar en la Selección, y volve por la gloria.

Nada cura más y mejor las heridas que el tiempo.Cuando uno se aleja de algo en serio, tarde o temprano el dolor pasa. La Selección Argentina es un gran amor de Messi, que le ha dado muchas más tristezas que felicidad. Su renuncia al equipo siempre estuvo en agenda, siempre. Desde la renuncia a Maradona en la previa de 2010, luego revisada, pasando por la bronca de la familia luego de los insultos en la copa América Argentina 2011, hasta el pos Brasil 2014, y por supuesto luego de las finales con Chile. Leo Messi renunció de manera oficial tras perder su cuarta final con la Selección, tercera consecutiva, en EEUU 2016. "La Selección no es para mi, no me sale, no se me da, hasta acá llegue", fue el crudo testimonio del 10 argentino. El operativo clamor, somos muy veletas, lo hizo recular y volver a intentar en Rusia 2018. El palo con Sampaoli fue tan fuerte que decidió tomarse casi 9 meses de descanso, su regreso en Madrid fue un paso en falso. El silencio sigue, no sabemos que le pasa, que siente, que quiere, con respecto a la Selección, y no es verdad que nunca sabemos que le pasa a Messi, porque todos tenemos muy claro que este año desea la Champions con toda su alma. Mi sensación es que el duelo todavía no se hizo, que la frustración sigue, y que la vuelta es más por obligación que por convicción y deseo. Creo que así no sirve. Pienso que Messi debería pasar esta Copa América, la próxima, hasta la eliminatoria, y volver si lo desea en el mundial de Qatar. Desde mi punto de vista, ganar una copa América no le cambia la vida a Messi, la única frutilla que le falta a su notable carrera es una copa del mundo, eso es lo que lo separa de Diego y Pelé. Lo más sano sería pasar, aún corriendo el riesgo que ganemos un torneo con Icardi. Volver a exponerse a otro golpe mortal ya podría equivaler a un adiós definitiva, y es tan lindo un mundial con Messi, que yo prefiero guardarme esa carta para Qatar.