El entrenador de Boca es sobre todas las cosas una buena persona, lo ha sido durante toda su carrera, respetada y respetuosa, ganador como nadie, con un amor incondicional hacia el Club Atlético Boca Juniors, no son pocas sus virtudes en este ambiente.

En el periodismo existe la categoría definida por mi amigo Aldo Proietto como los "chupa Riquelme", periodistan que actúan como abogados defensores de la gestión de Juan Román, en pos de ese objetivo se inmolan defendiendo situaciones realmente indefendibles, casi que se pelean por ser el mejor alumno del curso para ver quien agrada más al maestro, y por supuesto,  que entregan a quien que haya entregar, con tal de mantener la salud del vicepresidente del club en su cargo, primero fue Miguel ángel Russo el chivo expiatorio para tapar los errores del consejo de fútbol, esencialmente un libro de pases millonario con jugadores sin jerarquía para reforzar a Boca. Todas las culpas del mal rendimiento del equipo, entiendo compartidas, eran del entrenador, obsoleto en estos tiempos, Riquelmeuna víctima de los malos manejos de Miguel, se lo cargaron no más, a pesar de dos títulos, y dos mano a mano ganados ente el rey Napoleón. Cómo el autor de la frase "son decisiones" ya no está, pero los problemas en la institución xeneize continúan, se pierde con River, con Vélez, hay partidos en los que se juega mal, se lesionan los refuerzos que llegaban para suplantar a los perdedores de la vieja guardia, se sufre demasiado en la copa Argentina, y la Libertadores 2022, una obligación para Boca, todavía no es una realidad, ahora los "chupa Riquelme" van por Battaglia para salvar al presidente del consejo de fútbol.