Mauro Icardi lo hizo y pagó el precio. Trato a Messi y compañía de malos compañeros, cómo resultado no fue convocado nunca más a la Selección Nacional.



El mensaje del entrenador es fuerte, el que se atreva a cuestionar el liderazgo de Lionel Messi en la Selección quedará afuera. No formará parte del “grupo”. No estará y punto. Es algo que el otro Lionel, Scaloni, no podrá explicar jamás. Cómo Mauro Icardi, su número nueve y capitán en el último partido del 2018, pasó a no ser más convocado en el 2019, y luego excluido de la lista final de los 23. De titular y capitán, a la nada misma. Justo, como coincidencia, en el 2019 se produjo la vuelta del 10 al equipo. Todo demasiado evidente. Para cerrar el círculo, se produce el regreso de Sergio Aguero, nunca citado en el ciclo Scaloni a la convocatoria. Caso inverso al de Icardi, de la nada misma a titular en la Copa América. Todo muy obvio. Hay cosas que en esta Selección Nacional Argentina que siguen dando náuseas. Sigue habiendo olor feo. Hay un recambio inevitable que debió hacerse antes de Rusia, pero la camarilla era tan fuere, tan poderosa, que prevaleció aun sabiendo que se iba a tirar una copa del mundo. Se rifó nomas el mundial 2018,  pero Mascherano, Higuaín, Biglia y Rojo tenían que estar, tenían que tener su re-re-re-re-re-revancha. Es decir, hay un maquillaje en el plantel, pero los delanteros seguirán siendo Messi, Aguero y Di Maria. No más pruebas señor juez. Soñaba un equipo con Pity, Icardi, Nacho Fernández, Zaracho, Sigalli, con Lo Celso como manija, otra vez no puede ser. No más preguntas señor juez. Todo sigue igual. Lionel juega Lionel. Más claro, Scaloni juega para Messi.

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