Román no puede manejar a Boca desde su palco tomando mate con Chanchi, Boca es uno de los clubes más grandes del mundo. A Riquelme y su consejo de fútbol los técnicos ya no le duran ni un año.

Llegó sin espalda, sin antecedentes reales de peso para dirigir a Boca, tan sólo dos buenas campañas en Tigre y Huracán, fue un capricho de Román, al que lo traicionó el hincha del matador que lleva adentro, pero se le chispoteó que Tigre no es Boca, el famoso mundo Boca se devoró a Martínez en 9 meses. Todo esto a pesar de haber comenzado bien tanto en su campaña en la bombonera, como en el nivel de juego del equipo, como en los clásicos, teniendo como cénit el triunfo en Córdoba ante el River de Micho en los cuartos de final de la copa de la liga, demostrando carácter como nunca de Madrid a hoy para doblegar al rival de toda la vida. Llamativamente cuando Boca tenía todo para crecer, para comenzar a ganar, una caída inesperada ante un pobre Estudiantes en semifinales hizo que comience el precipicio. Un error clave en el año de Boca fue no definir la copa Sudamericana como prioridad absoluta de la temporada, un título internacional después de 17 años hubiese sido un gran espaldarazo para la gestión Riquelme, pero coqueteó con la copa de la liga, para quedarse sin nada en los penales con Cruzeiro.

La otra gran falla fue el último libro de pases, en un mercado con grandes figuras disponibles para fichar (Thiago Almada, Fausto Vera, Alan Velasco) por cartonear a lo Riquelme se conformó con segundas opciones que a excepción de Milton Gimenez no dan la talla de Boca, sin dejarlo elegir al DT, así le fue a Martínez. Riquelme deberá elegir un entrenador serio y darle libertad para trabajar, sino fracasará otra vez.