Lionel Messi merece un capítulo aparte. Se vendió durante toda la semana, la felicidad de Leo en la Selección Argentina, su nivel fue de discreto para abajo. No gambeteó, no asistió, y ni siquiera remató al arco, exceptuando el penal que nos dio tres puntos vitales. Es extraño el fenómeno Messi de estos tiempos en el equipo, se ha convertido más en un empresario que en otra cosa. Llega con su avión privado, firma un contrato con YPF, juega un partidito, mete un gol de penal, llega a los 71 tantos en la Selección, agranda sus récords, veremos si va a la altura de Bolivia, y otra vez a Europa. La inocencia, la ilusión y la virginidad de aquél Messi del 2005, es un solo un recuerdo. Ya no existe, se esfumó. Lionel Scaloni debe estar muy atento a este tipo de situaciones, con recordar a que nos llevaron los privilegios de Maradona alcanza, porque el actual número 10, con sus silencios ya se ha devorado a técnicos del renombre de Basile, Maradona, Batista, Martino, Bauza y Sampaoli, solo la maestría de Sabella pudo sobrevivir hasta la final del Maracaná. El actual entrenador no está exento de caer en la volteada, sólo perdurará mientras lo acompañen los resultados, para eso, deberá jugar mucho mejor que anoche en la Bombonera.