Una nota no te hace caudillo
- 31 de marzo de 2019

Si seguimos esperando que Messi sea Maradona, nos vamos a volver a chocar la cabeza contra la pared en la copa América de Brasil. Y si llego el momento de aceptarlo como es?
Me pareció excelente la decisión de Messi de hablar públicamente sobre su presente en la Selección Argentina. Quiere estar. Va a seguir. Desea ser campeón. Excelente noticia. Pide tregua con la prensa, aceptamos, sin obsecuencia. Icardi sigue siendo un problema, hará falta una buena charla o Maurito quedará afuera igual que en Rusia. Creo que faltó un poco de autocrítica futbolística, Leo optó por echarle la culpa a la falta de liga por sus frustraciones con la celeste y blanca, yo pienso que nos faltó eficacia. Casillas salvó e Iniesta vacunó en Sudáfrica 2010, no fue liga, fue golpear en los momentos justos, la deuda de esta generación.
La única manera de bajar las decepciones, será aceptar que Messi es así. Futbolista imprescindible, con un carácter atípico, hay partidos cruciales donde camina la cancha, mira para abajo y posiblemente no defina una final, si aparece un Burruchaga, tal vez demos una vuelta olímpica, sino seguiremos penando, pero al menos gozaremos los chispazos de un extraterrestre dentro del campo de juego. Conformista? Puede ser. Peor es seguir siendo masoquista.
El título de la nota refiere a una situación repetida. Recuerdo cuando Messi insultó a un asistente brasileño en el 1-0 ante Chile, dijimos ahora si se parece a Diego. Cuando dio una conferencia de prensa para defender a Lavezzi y anunciar un silencio stampa, pensamos lo mismo, que grande actuó como Diego hubiese defendido a un compañero. La heroica noche de Ecuador, cuando con tres goles de Leo clasificamos a Rusia, la conclusión fue “tuvo una noche maradoniana”, por lo visto nos equivocamos las tres veces. Tampoco es Maradona ni caudillo por la muy buena nota que dio el viernes.
Lionel Messi nunca será Diego Armando Maradona ni se convertirá en un Caudillo estilo Simeone, Ruggeri o Pasarella, es nada más ni nada menos que Lionel Messi, un líder futbolístico con una personalidad fuerte que no siempre aparece en los momentos límites que Argentina lo necesita. Así de simple, así de claro. Aceptemos y disfrutemos, caso contrario seguiremos sufriendo y peleados.
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